El primer día de clase les expliqué a los alumnos que al llegar apagaría las luces, nos sentaríamos en corro y tocaría tres veces el gong, con cada uno de los toques haríamos una respiración profunda. Así conseguimos sincronizar y unificar la energía de la clase y que conecten con el momento presente y con el aquí y ahora.
Lo primero que hacen es ver de qué color está el monstruo, para ello usamos el libro ‘El monstruo de colores’ para trabajar las emociones, cada emoción es un color y tenemos los muñecos de todos los colores. Así, cada día llevamos uno diferente dependiendo de lo que queramos trabajar. Visto el color del monstruo les lanzo preguntas sobre por qué creen que se pueden sentir así.
A esta edad es importante hacer actividades que tengan cierto dinamismo -tener a los niños y las niñas atentos más de cinco minutos seguidos es prácticamente imposible- por lo que alterno actividades más relajadas como puede ser la respiración y una pequeña charla con otra actividad más movida.