Una de las características más distintivas del ser humano en el momento del nacimiento es su inmadurez. Venimos a este mundo con la necesidad de vincularnos a nuestras figuras de apego puesto que no somos capaces de sobrevivir sin la presencia de “un otro”. Generalmente decimos que el ser humano es dependiente en el momento del nacimiento, pero dicha dependencia es consecuencia de la absoluta inmadurez con la que nacemos.
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